Postales Alpujarreñas (III): Capileira - La Cebadilla 30-08-14 by Paparruchas


Ya que estamos por estas tierras, y como no sabemos lo que tardaremos en volver, no perdemos el tiempo y nos embarcamos en un nuevo andandillo.
En esta ocasión vamos a hacer una excursión circular que, partiendo desde Capileira, nos lleva hasta el poblado de La Cebadilla por una vertiente del río, para volver al punto de inicio por la otra vertiente.

Salimos de Capileira por las Eras de Aldeire; desde allí parte un camino que desciende por la ladera hasta el Puente Abuchite.

Inicio del camino.
La vegetación es la misma que la que pudimos ver en la entrada anterior, ya que se trata del mismo valle, esta vez en una altitud ligeramente superior: el valle del Poqueira.


El camino, que al principio es ancho y de firme bastante regular, se va estrechando poco a poco.







Si volvemos la vista atrás vemos cómo va descendiendo el valle con la Sierra de Lújar al fondo.


No tardamos en llegar al Puente Abuchite; éste está rodeado de álamos que encuentran aquí, junto al río, la humedad que necesitan para su desarrollo.

Llegada al Puente Abuchite.

Cruzamos el puente y encontramos una placa de pizarra indicándonos la dirección a seguir para llegar a La Cebadilla.



La senda comienza con una fuerte pendiente ascendente que nos va separando del cauce del río para ganar altura, ya que la frondosa vegetación que hay a lo largo de la orilla impide que se pueda caminar junto al río.
La ladera por la que ahora caminamos desciende de forma relativamente suave; sin embargo, en la otra vertiente, el descenso es mucho más abrupto.

Vista de la otra vertiente.


Vista de la vertiente por la que ahora caminamos.


A medida que vamos remontando el valle es cada vez más visible la imponente silueta de la cara Sur del Mulhacén.

Ahí lo tenemos.
Aunque esta ladera está bastante expuesta al sol, encontramos, de vez en cuando, alguna zona de sombra que se crea junto a los arroyos que descienden hacia el Poqueira.





Uno de los árboles que nos obsequian con su sombra es el roble; parece ser que la variedad de roble que vive aquí es el Melojo, éste se agrupa cerca de las zonas húmedas formando densos "melojares" como podemos ver en la siguiente imagen.




La típica hoja del roble y su también típica bellota.



Una vez que hemos ganado cierta altura, la senda transcurre paralela al río sin subidas ni bajadas importantes.






No falta, de vez en cuando, un arroyo.....


.....cuya humedad aprovechan las plantas.

Tampoco faltan los cortijos, que salpican toda la ladera.


Cuando llevamos caminado unos tres kilómetros y medio encontramos una caseta junto a una alta antena; se trata de una estación meteorológica. Aquí hay tenemos que dejar la caseta a nuestra izquierda para tomar un camino ancho que desciende hacia La Cebadilla.

Estación meteorológica.
Descendiendo podemos ver, en la otra parte del río, el poblado de La Cebadilla.
Este poblado, ahora deshabitado, se construyó en la década de los 50 para los trabajadores de la central hidroeléctrica de la Cebadilla y sus familias; llegó a tener unos doscientos habitantes y contaba con una escuela y una ermita entre sus instalaciones. A medida que disminuyó el trabajo en la central el pueblo fue quedando abandonado. En la actualidad está totalmente deshabitado ya que el trabajo en la central se limita a actividades de mantenimiento y, para tal fin,  los técnicos se desplazan desde otros lugares.
Desde aquí fue desde donde iniciamos el año pasado el ascenso al refugio del Poqueira y, posteriormente, al Mulhacén.

Algunas de las casas de la Cebadilla.


Nuestras piernas agradecen este tramo descendente.

El el centro de la imagen podemos ver las instalaciones de la central hidroeléctrica.
Pese a que se encuentra situada en la confluencia de los ríos Naute y Toril, el agua que utiliza esta central para producir energía proviene del río Veleta, y llega encauzada hasta aquí gracias a una enorme tubería que desciende a lo largo de la Loma Púa.



Unos cien metros antes de llegar a la central hay un puente por el que cruzamos al otro lado del barranco donde está el poblado. Allí junto a las casas abandonadas tomamos un bocado antes de dirigirnos de vuelta hacia Capileira por la vertiente opuesta a la que habíamos caminado para llegar a la Cebadilla.

Señalización junto al puente. No tiene pérdida.

Durante la pausa, pudimos ver en la loma del otro lado del río, una de las cabras montesas que viven por estos lugares. Es admirable la facilidad y velocidad con que se desplazan en un terreno tan abrupto.

Ahí va.

Emprendimos el regreso ascendiendo por la pista forestal.


Vista atrás. Abajo a la izquierda queda el poblado.


En la ladera de enfrente podemos ver más cortijos.



Y no puedo dejar de mirar atrás para ver de nuevo algunas de las cumbres más altas de Sierra Nevada.

Durante la vuelta, nuestro camino transcurre paralelo a la "acequia de los lugares". Viene bien para refrescarse.

Acequia de los lugares.

Desde la edad media, y gracias a los árabes, toda la Alpujarra está atravesada por un extensa red de acequias que dan vida a estos parajes. Para su construcción se utilizan materiales tradicionales que no impermeabilizan por completo el cauce de la acequia, lo que permite que haya filtraciones que la flora aprovecha para desarrollarse; por ello, el recorrido de las acequias es visible desde lejos gracias al caminillo verde que se puede ver a lo largo de su recorrido, y que forman las plantas que brotan alrededor gracias a las filtraciones. Actualmente hay cierta polémica ya que las asociaciones de regantes son partidarias de utilizar materiales mas impermeables para la construcción de acequias, con el fin de minimizar la pérdida de agua, pero las asociaciones ecologista no están de acuerdo, ya que son precisamente esas filtraciones las que posibilitan la supervivencia de muchas especies vegetales que, de otra manera, desaparecerían.
Las acequias son de dos clases, según su función. las hay "de riego" (todos sabemos para qué sirven) y "de careo". Estas últimas recogen el agua de deshielo de las altas cumbres y la transportan hacia simas o acuíferos donde se conserva; ese mismo agua, gracias a que se filtra por el terreno, aflora en diversos puntos en forma de manantiales y fuentes que abastecen a los pueblos y cortijos de la zona, además de regar pastizales para el ganado.
Son fundamentales para los ecosistemas de la zona, ya que aquí, sobre todo en verano, las lluvias son escasas

Detalle de la ladera por la que antes transitamos. La frondosa parte superior es fruto de la repoblación.

Seguimos con la excursión, que ya queda poco; en nuestro recorrido llega un momento en que aparece un camino a la derecha indicando la dirección a Capileira. Tomamos ese camino.

Inicio del camino.

Vista atrás. Podemos ver la inconfundible silueta del Veleta.



El camino va descendiendo entre cortijos y huertos y no tardamos en llegar a Capileira y dar por finalizada nuestra excursión.

Capileira. Abajo a la derecha vemos las eras de Aldeire y el camino por el que iniciamos el andandillo.

El track de este recorrido lo podemos ver en el siguiente enlace:


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