Peñas Blancas by Paparruchas (01/02/14)

"Yo he visto cosas que vosotros los humanos no creeríais: Atacar naves en llamas más allá de Orión. He visto Rayos-C brillar en la oscuridad cerca de la puerta de Tannhäuser. Todos esos momentos se perderán en el tiempo... como lágrimas en la lluvia."

Esta cita, cientos de veces repetida la pasada semana en RNE, pertenece a la película Blade Runner; es parte del monólogo del replicante Roy Batty al final de dicha peli. No me cabe la menor duda de que el bueno de Roy Batty había visto cosas increíbles pero dudo mucho de que, en toda su larga vida, hubiese visto una carretera en un estado tan lamentable como el de la MU-4.

Pero vamos por partes. Este sábado el  Dr. Infierno, Bélula, Capitán Pescanova (último fichaje), el Líder y un servidor nos hemos ido de excursión a Peñas Blancas, una bonita sierra jumillana que está a unos 25 km de Jumilla lindando con el término de Fuente Álamo.
Montados en el coche tomamos la carretera de Ontur hasta llegar al cruce con la MU-4. Tras circular con normalidad durante un par de kilómetros por esta vía, nos encontramos, de sopetón y sin previo aviso, con un socavón de tres pares de cojones que, pese a circular a una velocidad bastante moderada, nos tragamos sin remisión con el consiguiente susto. A partir de ahí el resto de la carretera está plagado de socavones, socavones- simas, auténticos abismos, baches y todo tipo de irregularidades en el firme que convierten el transito por esta carretera en una actividad de riesgo extremo. Hay que conducir haciendo eses constantemente con el fin de evitar que el coche se meta en alguno de los múltiples agujeros que adornan la carretera. En algunos puntos no sirve de nada hacer eses ya que el socavón es de tal magnitud que ocupa la calzada de lado a lado.
Llegados a este punto y emulando a mi admirado Gran Wyoming me sitúo en el pico de la mesa para hacer una reflexión:
Queridos turistas, no os dejéis engañar. Si habéis leído "Viaje al centro de la tierra" (o habéis visto la peli, que es más rápido) sabréis que los protagonistas se introducen por el cráter de un volcán en Islandia y, tras transitar por diversas cavernas, llegan al centro de la tierra donde existe un mundo prehistórico poblado por plantas prehistóricas y animales también prehistóricos. Cuando visitéis nuestra localidad quizás os lleven al yacimiento de la Hoya de la Sima para ver la huellas fósiles de los animales que habitaban estas tierras hace miles de años y que se han extinguido. La pregunta es la siguiente: ¿Por qué conformarse con los indicios cuando puedes ver a los animales en directo? A un par de kilómetros de allí se encuentra la MU-4 donde os podéis meter por cualquiera de esos hipersocavones que hay en la carretera y acceder al mundo prehistórico que Julio Verne inmortalizó en su famosa novela; y sin necesidad de viajar a Islandia. Es más, estoy convencido de que la profundidad de alguno de esos abismos es tal que se comunica con nuestras antípodas, Nueva Zelanda donde, por el mismo precio, podréis admirar los exteriores donde se grabó la trilogía de El señor de los anillos.

Pero vamos a lo nuestro, que es la crónica de la excursión.

Llegamos a la Casa del Álamo, nuestro punto de partida. Se trata de una casa de campo que tiene al lado un bonito álamo y una balsa ganadera seca. Allí dejamos el coche y volvimos a la carretera, por donde circulamos durante aproximadamente un km, hasta que tomamos un camino que sale a la derecha y que nos conduce hacia El Calderoncillo.

Las oscuras nubes anunciaban lluvia pero nosotros íbamos preparados con nuestros chubasqueros.
El camino transcurre flanqueado por amplias parcelas de cultivos típicamente de secano: vid, olivos y sobre todo cereal.

La falda de la montaña está cubierta por una densa pinada y también podemos encontrar numerosa encinas que salpican la dehesa; hay algunos ejemplares de un tamaño considerable. En esta zona el paisaje empieza a ser típicamente manchego.

Un alto en el camino para beber agua.

Espectacular encina.

Al grito de "ándale" continuamos avanzando por el camino (ya explicaré en otra ocasión el origen de la expresión, que ahora es tarde y ando un poquico espeso). Pronto llegamos a la Casa de la Balsa Colorada donde fotografiamos a nuestro Líder, que en ausencia de Madame Petardí, ha tomado el relevo a la hora de hacer alguna que otra excentricidad y fotografiarse con cualquier objeto que se encuentre a su paso.

Aquí lo tenemos (a él y a su reflejo) lanzando un disco que encontró a la orilla de la charca.

Unos metros más adelante comienza a empinarse un poco el camino. Divisamos a nuestra izquierda la Morra del Moro, en cuya cima se encuentran vestigios de un antiguo asentamiento de la edad del bronce; algún día tenemos que ir allí a licinciar un poco.
Continuamos caminando y, tras una breve subida, llegamos al paraje del Calderoncillo, al este de Peñas Blancas.

Al fondo podemos ver El Carche.

Una vez aquí nos dispusimos a subir por una especie de senda que transcurre por el cauce de una pequeña rambla y que nos conduce a lo alto alto del Cenajo de los Cerrajos, una de las dos elevaciones que componen Peñas Blancas y en la que, cosa curiosa, está situado el vértice geodésico pese a ser mas baja que la otra elevación, el cenajo de Peñas Blancas.

Al fondo a la izquierda El Carche. En el centro, la Sierra del Buey y, a la derecha, la Sierra de la Pila.

Aquí, además del Buey y la Pila, podemos ver en el centro la silueta inconfundible de la Peñarrubia.

Pronto llegamos arriba. Desde allí la vista era bien distinta y muy chula también. Es muy bonito el efecto que hace el contraste entre las distintas tonalidades que adquiere la tierra, unas veces amarillenta, otras ocre, otras  más rojiza.......

Al llegar arriba vimos una rapaz, sentimos no poder especificar de qué tipo (Joaquín Araujo causó baja a última hora por tener que participar en el programa radiofónico de Pepa Fernández). Al parecer aprovechan los numerosos huecos que la erosión ha originado en los cantiles para anidar.

Una vez aquí nos dispusimos a almorzar. Hay que hacer una especial mención a que, después de mucho tiempo, volvió a haber vino en el almuerzo, el Líder trajo una botella y hay que decir que estaba muy rico.
El almuerzo se saldó con un Atún 4 - Jamón 1. Ganó el atún por goleada.

Antes de almorzar grabé un vídeo porque la vista que se tenía desde lo alto así lo merecía.

Cuando estábamos terminando de almorzar vimos unos negros nubarrones que acompañados de una tenue cortina de agua avanzaban hacia nuestra localización desde el este. Nos pusimos los chubasqueros y empezamos a caminar junto a los cantiles a lo largo del monte.

No podíamos irnos de aquí sin fotografiarnos junto al vértice geodésico, por lo que fuimos en su búsqueda.

A estas alturas la lluvia ya nos había alcanzado.

Foto de grupo con Bélula pero sin Paparruchas. El Líder, como podemos ver, estaba exultante.

Foto de grupo con Paparruchas pero sin Bélula. El Líder seguía exultante.

 De lo que se trataba ahora era de bajar por el collado que hay entre los dos cenajos y encontrar la senda que desciende hacia la falda del monte. Para ello tuvimos que caminar un rato "a rocaje vivo" pero pronto la encontramos.

Vista del collado.

Durante el descenso aproveché para hacer alguna que otra fotografía "in itínere" en honor a Madame Falconí.

Abriéndonos paso entre la vegetación.

El Doctor Infierno esquivando una rama.

Aquí ya habíamos encontrado la senda.

Una vez abajo decidimos ir bordeando la sierra en busca de la "piedra rulera".

 Por el camino pudimos ver un bonito arco iris. De pronto recordé que, cuando era pequeño, mi tío Javi  me decía que si pasabas por debajo del arco iris te convertías en una nena; ignoro en qué te convertías si ya eras una nena, supongo que en un nene. El caso es que no conozco a nadie que lo haya hecho.

No tardamos en llegar a la famosa "piedra rulera", una enorme roca que en algún momento se desprendió de lo alto del Cenajo de Peñas Blancas y que fue a parar bastantes metros mas abajo.

De algún lugar de allí arriba debió deprenderse, no solo esta que está en primer plano,..............

.........sino  también esta: La autentica "piedra rulera".

De aquí nos dirigimos al coche para dar por concluida la excursión y volver al pueblo.

Nuestro Líder abasteciéndonos de agua potable.

La Casa del Olmo, nuestro lugar de destino.

El trayecto de vuelta fue un poco duro porque a la dificultad en la conducción haciendo eses y evitando socavones, se unió la ocurrencia del Doctor Infierno de martirizarnos con una de sus canciones favoritas de los ochenta, "El rey del glam", lo que provocó que la sensación de mareo fuera aún mayor. 

Podéis ver el mapa de la excursión en el siguiente enlace: http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=6060218

La semana que viene, si no pasa nada, queremos hacer una excursión por las hermanas de Jumilla y de Hellín. Creo que va a estar bien. Ya estamos en contacto.

Nos vemos.