El garbeo de Paparruchas y su sombra por El Carche (21/09/13)



Momento Nietszche de la excursión: "La sombra de Paparruchas es alargada" (sobre todo cuando el sol está bajo).
Sí queridos amigos. Este sábado me dí un garbeo con mi sombra por el Carche en la que fué, sin duda alguna, la excursión menos numerosa de la tiranohistoria; y debo dar gracias a que el día no estuviese nublado, porque entonces ni mi sombra me hubiese acompañado.
El caso es que diversos compromisos impidieron a mis compis salir al monte este fin de semana y salí yo solico.
¿Inconvenientes de salir sólo? Son numerosos, entre ellos hay que destacar que no puedes hablar con nadie, ni reirte con nadie.
¿Ventajas de salir solo? Pues tambien las hay, ya que te puedes parar a hacer fotos, descansar, buscar algún fosil o cambiar el recorrido sin perturbar la marcha de los demás. Por no hablar del fomento del rollo introspectivo.
Pués básicamente esto es lo que hice.
Decidí darme una vueltecilla por el Carche; por supuesto, siempre por pista, ya que así lo dice el  manual del buen senderista para cuando uno va solo sin haber informado a nadie de su destino. De hecho me encontré con numerosos ciclistas; tambien dice dicho manual, y el sentido común, que hay que echarse siempre un paquetico de Kleenex para no tener que recurrir al "paleo-cel" (¡¡que buen papel!!). Por desgracia no hice caso de este último consejo.

Hoy no me voy a extender demasiado; me voy a limitar a mostrar fotos básicamente. Sólo decir que cuando me dirigía hacia el Carche había una tenue neblina por la Pinosa, por lo que aproveché para meterme por un camino de tierra que hay frente al que se dirige hacia la bodega de "Carchelo", para hacer alguna foto con dicha niebla. Después dejé el coche un poco más arriba de la residencia de verano de Sir William y caminando llegué hasta la Omblanquilla; allí almorcé para volver después sobre mis propios pasos y deshacer lo andado (y lo comido).

Primeros rayos de sol sobre la Sierra del Buey desde la carretera de la Pinosa.


Fotos entre la niebla:

Viñedos entre la niebla.

Olivos entre la niebla.


Más de lo mismo.

Más olivos entre la niebla.

Esta es algo más oscura que la anterior.

Esta y la siguiente creo que es un Taray (entre la niebla, claro).


Tras esto me dirigí por fin al Carche para empezar a caminar:

Se veían los bancos de niebla.
más niebla.

Stanley y Oliver, el gordo y el flaco.

Esto siempre me recuerda al sistema circularorio de un pulmón. (no os riais)

Salero de la Rosa, detrás Sopalmo, y más atrás y a la derecha Santa Ana.

Parece que el pino tiene encima un bocadillo ( de comic, claro). Pedirá agua.

La Sierra de la Pila al fondo.

Bonita flor. Ignoro qué será.
 Tras un rato llegué a mi lugar de almuerzo. Donde aproveché para sacar unas fotos al Pino de la Omblanquilla.

Un gigante caido.

Aquí debería haber puesto un testigo para mostrar el grosor del tronco. No se puede estar en todo.

Detalle del tronco. Ultimamente me ha dado por recortar fotos. A otros les ha dado por recortar presupuestos y derechos.

Otro detallito. Los xilófagos se están poniendo las botas.

Y otro.

Otro más.

No sufrais que este es el último.
Esta es la vista que tenía desde mi lugar de almuerzo. Aquí me quedé un rato disfrutando del paisaje y del silencio.


Tras el almuerzo volví hacia el coche.

Y yo con mi manía.

Las tres cumbres del Carche.

Curiosas nubecillas.
 Al pasar sobre el Salero saqué unas fotos para, luego en casa, continuar con los recortes:





Y poco más.....ah sí, ahí va una bonita nube, también recortada.



Lo dicho chicos, a ver si nos vemos el próximo fin de semana.

Mulhacen by Paparruchas (6, 7 y 8-9-13)


Parecía que no iba a llegar nunca pero por fín llegó el día. Como adelantamos en el blog hace un par de meses, este fin de semana una expedición de cuatro aguerridos tiranos intentó hacer cumbre en el Mulhacén. ¿Lo consiguieron? ¿No lo consiguieron?. Quién sabe, se admiten apuestas. Pero con el fin de que nadie pierda su dinero tontamente daremos una pista en forma de foto:


Parece que sonrien, están contentos. ¿Será porque han conseguido su propósito? ¿Será porque les acaba de tocar el supercupón ? Es un misterio pero, como pista para la apuesta, puede ser suficiente.
No vamos a adelantar acontecimientos. Empezaremos a contar esta historia cronológicamente, como Dios manda.

VIERNES 6

Salimos de Jumilla con destino a la localidad granadina de Capileira, previa escala técnica en Murcia. El viaje se hizo ameno aunque se nos hizo un poco tarde, ya que llegamos a Capileira alrededor de las once de la noche. Los últimos cuarenta kilómetros fueron mortales: una carretera de montaña con infinidad de curvas en la que los lugareños circulaban a velocidad de vértigo y en la que nosotros a duras penas podíamos mantener en el interior de nuestro estómago los últimos alimentos que habíamos ingerido.
Una vez en Capileira nos hospedamos en el Hostal Moraima, el cual aconsejamos a cualquiera que desee pernoctar en la zona. Tras tomar posesión de nuestras habitaciones, y con un hambre canina, nos dirigimos, como pollos sin cabeza, en busca de algún bar abierto donde tomar un bocado y una cerveza. 
Pese a que había numerosos establecimientos abiertos a esa hora la misión no fué facil ya que, por alguna extraña razón, Carnívoro (el lider de la expedición) decretó que estaba prohibido entrar en locales en los que viésemos a alguien bebiendo con copa. Esto redujo considerablemente nuestro margen de maniobra que se vió aún mas reducido cuando comprobamos que en algunos bares se había agotado el pan. De este modo dimos un par de vueltas al pueblo antes de decidirnos a entrar en la Taberna Tineo pese a haber pasado por su puerta un par de veces. Allí dimos buena cuenta de cuatro bocadillos y más de cuatro cervezas (Alhambra, por supuesto) y recibimos los consejos de la dueña del local, aficionada a la montaña, sobre el recorrido que íbamos a hacer y  la climatología que nos esperaba, la cual, por cierto, no era nada halagüeña.
Tras la cena nos dirigimos a acostarnos pero Petardí consideró que, para paliar su insomnio, nos debíamos tomar otra Alhambra en la terraza del Pub Botanic, situado al lado de nuestro Hostal. Así lo hicimos; el sueño y correcto descanso de Petardí era importantísimo para nosotros:

Noé y Petardí ingiriendo su somnífero.

Carnívoro y un servidor haciendo lo propio.
Allí concretamos los últimos detalles para el día siguiente. Confirmamos nuestro plan de subir el Sábado desde la Central Hidroeléctrica de La Cebadilla al Refugio, siguiendo el Barranco de Poqueira; coincidimos en que la alta probabilidad de lluvias era el factor más importante a tener en cuenta y quedamos en ver qué nos encontrámos al día siguiente.
Con el parte metereorológico en la cabeza nos retiramos a nuestros aposentos a descansar, no sin antes rezar unas oraciones a San Maldonado. (como veremos a continuación, no las debimos rezar muy bién).

Sábado 7.

Son las 7,00 H de la mañana y suena el despertador de Petardí. Acto seguido, como movido por un resorte, salto de la cama y me dirijo a la ventana para comprobar que nuestras peores expectativas se estaban cumpliendo: Llovía. Se lo comunico de inmediato a Petardí, el cual masculla enre dientes lo que parece ser una blasfemia, un juramento o ambas cosas a la vez. Nos dirigimos a la habitación de Noé y Carnívoro que ya están al tanto (de la lluvia y de la blasfemia) y decidimos bajar a almorzar y echar un vistazo. Nos ponemos a ello en la terraza cubierta del bar mientras vemos la lluvia caer (relajante en otras circunstancias, pero decepcionante en esta). Pese a nuestras dudas y nuestro desánimo, pronto vemos que se van acercando al bar grupos de senderistas preparados para echar a andar. "No está todo perdido" pensamos "si toda esta gente sale será por algo, quizás escampe". Tardamos poco tiempo en contactar con ellos por medio de Carmen, una simpática granadina con la que coincidimos más tarde en el refugio, que nos confirma que se prevee que llueva durante toda la mañana y nos informa que su grupo sube por otra ruta en autobús hasta un punto y de ahí andando al refugio.
Nosotros, tras no pocas dudas, decidimos seguir adelante con nuestro plan. Nuestra mayor preocupación es la de conservar nuestros enseres secos dentro de las mochilas, por lo que decidimos envolverlos todos dentro de bolsas de basura. El hecho de que Petardí y Noé no lleven pantalón impermeable también es motivo de inquietud, así que decidimos aplicar el mismo remedio que el empleado con los enseres: envolverles las pantorrillas en bolsas de basura.
Todo esto lo hicimos mientras nos zampamos cada uno un "relaxing cup of café con leche in the Morabia Bar", una magdalena, un zumo de naranja y una tostada de jamón con tomate (si alguna vez vais allí pedid media tostada, porque si pedís una entera os pondrán lo que aquí viene siendo de toda la vida un maxibocadillo de jamón con tomate). Nos pusimos "moraos".
Acto seguido subimos a nuestras habitaciones a por las mochilas y tras comprar el pan a un panadero menos dicharachero que Pedro "el ontureño" (lo siento Pedro, te fuimos infieles), montamos en el coche y nos dirigimos a la Central (la eléctrica, no la otra).
Una vez en el punto de partida procedimos a preparar a nuestros compañeros bajo un saliente rocoso que nos protegía de la lluvia. Una vez protegidos echamos a andar.

Perfecta simbiosis entre la alta costura y la más moderna tecnología textil.
Nuestros primeros pasos hacia nuestro destino.
Al principio del trayecto llovía de forma suave pero pronto comenzó a caer con más fuerza. Por esta razón no hice ninguna fotografía hasta que, bastante más adelante, dejó de llover. Una pena porque el lugar es precioso.
La senda comienza a una altitud de 1475 m.s.n.m. y siguiéndola nos lleva hasta el refugio de Poqueira que está a 2500 m.s.n.m., es decir hay un desnivel de unos 1025 que debemos ascender en unos siete Kilómetros de recorrido. Al principio del barranco la senda empieza con un fuerte ascenso que nos permite ver desde arriba y a nuestra derecha el Rio Naute. Después, siguiendo un falso llano, pasamos junto a varios cortijos semiderruidos antes de descender al fondo del barranco. En ese punto el barranco se estrecha y caminamos siguiendo con el río a nuestro lado y entre una frondosa vegetación. Justo en el lugar donde confluyen el río Naute y el Río Mulhacén cruzamos un pequeño puente y la ascensión se hace bastante mas dura. Ahora se trata de subir por lo que los lugareños llaman la Loma del Mulhacén que está bastante inclinada.A partir de aquí la vegetación cambia sensiblemente, limitádose a esporádicos arbustos de porte bajo. Siguiendo esa loma se pasa por un cortijo ganadero conocido como Las Tomas para desde allí, y pronunciandose aún más la subida, llegar al refugio.
El recorrido es duro pero asequible. Lo que minó nuestra moral fué la pertinaz lluvia que no nos abandonó en buena parte del trayecto; hubo momentos en que caía con bastante fuerza. La cosa tenía su encanto. Caminar en silencio escuchando el sonido de la lluvia y el sonido del rio era bastante relajante. El problema vino después.
Pese a que íbamos equipados con prendas y calzado impermeable acabamos calados hasta la cencerreta. El caso es que sudamos mucho y nuestra vestimenta no transpiraba por lo que el sudor se quedaba dentro y nos daba igual ir impermeabilizados que no: nos mojamos igual.
Esto hizo cundir el desánimo entre la tropa ya que era bastante incómodo caminar en esas condiciones. A mí se me cayó el mundo encima cuando de pronto empecé a notar un "chof-chof" en el interior de mis botas a cada paso que daba; tampoco me tranquílizó mucho el pinchazo que sentía en una rodilla cada vez que le echaba peso. Petardí también tenía un cabreo descomunal y no dejaba de despotricar contra lo que el llamaba la "engañufa de Goretex" al tiempo que anunciaba una querella criminal contra los creadores de la famosa membrana acusándolos de publicidad engañosa; el pobre Petardí, que desde el Miércoles estaba "eufórico" (él sabe por qué) se encontraba ahora al borde de la depresión.
Noé era el que, dentro de lo que cabe, más seco iba; y Carnívoro, como buén líder, trataba de darnos ánimos para llegar a nuestro destino.
Poco antes de llegar al Cortijo de Las Tomas dejó de llover pero no fué consuelo suficiente porque ya íbamos chorreando. El enfado de Petardí era tal que al pasar por el cortijo le preguntó a unos pastorcillos que allí había por el tiempo que nos quedaba para llegar al refugio; cuando le contestaron que nos quedaba una hora Petardí montó en cólera y dijo: "¿¡una hora!?". Como si los pastores tuviesen la culpa de algo. Intentamos calmarlo y continuamos nuestro camino.
Lo bueno es que ya podía hader fotos, teniendo cuidado (eso sí) de que no me chorreara agua desde el interior de la manga por la muñeca cuando manipulaba la cámara.

Esta es la vista que dejamos a nuestra espalda.
Y esta al Oeste: El Pico del Sabinar tapado por la niebla.

Inasequibles al desliento continuamos ascendiendo. Ya quedaba poco.
Pronto apareció ante nosotros el refugio. Teníamos unas ganas tremendas de secarnos, cambiarnos y ponernos cómodos.

Carnívoro esperándome con el refugio detrás.
En las laderas vecinas se podían ver varios neveros.
Una vez que llegamos al refugio nos despojamos de nuestras ropas húmedas, nos secamos y aseamos y procedimos a instalarnos en nuestra habitación. Nos correspondió la habitación Elorrieta donde dejamos nuestras pertenencias y bajamos echar un vistazo al paisaje.

Noé quitándose su improvisado pantalón.


Interior de nuestra suite.

Una vez en el exterior nos sorprendió la belleza del paisaje, especialmente como subía la niebla hacia lo alto del valle en pocos minutos. Ahí va una secuencia.





Muy bonito. La vistas a derecha e izquierda tambien estaban bastante bien.

Vista al Oeste: Laderas del Horcajo Feo, Púlpito y Sabinar.

Vista hacia el Este. Se ve la pista que viene desde el Alto del Chorrillo.
Tras estas impactantes vistas entramos a comer. Eso fué lo que nos arregló el cuerpo. El menú tenía como entrante sopa de verdura; el caldo caliente nos vino muy bien. De primer plato cuscús y de segundo unas salchichas acompañadas con algo, que no recuerdo qué era, pero que estaba muy rico; de postre teníamos melocotón en almibar. Todo ello lo regamos con una botella de Altos de Luzón que llevábamos y una Alhambra. Todo estaba muy bueno y esto provocó que nuestro humor mejorase.
Después de comer decidimos sacar nuestras ropas a que les diera el aire mientras echábamos un pitillo. El refugio disponía de una habitación con cuerdas para secar la ropa, pero allí no se secaba nada.

Aquí estamos.

Improvisado tenderete.

Lo que mas nos preocupaba eran las botas.

Decidimos llamar al Lider, que había montado el campamento base en casa de Paco "El Seco", para comunicarle cómo iba la expedición; él por la mañana temprano nos había estado bombardeando con Whasapp's para informarnos sobre la previsión del tiempo y darnos los últimos consejos. Aproveché el momento para grabar un par de videos.






Tras esta conversación entramos a echar una machi al comedor. Pronto desistimos porque Petardí, principal impulsor de la idea, pasó de jugar en tres de las cuatro partidas que jugamos; la que jugó fue obligado porque Noé iba solo.

Interior del comedor.

Es como un Pub Irlandés con pintas: Nosotros.
Tras abortar la partida nos tumbamos un rato a descansar, que buena falta nos hacía.
Pronto se hizo la hora de la cena. Ahí va el menú: De entrante Sopa de Pollo; Primer plato, Tallarines. Segúndo plato, Chuletas acompañadas con una guarnición de espárragos y judías verdes; como postre una deliciosa crema de almendras. Lo acompañamos todo con otra Alhambra (Petardí debía dormir), una botella de Valtosca y otra de otro vino del que no me acuerdo, pero que sin duda estaría exquisito.
Tras la cena salimos un rato a la calle a relacionarnos con la gente y escuchar el pronóstico del tiempo. El refugio, casi vacío cuando llegamos, se había llenado a lo largo de la tarde. Había un numeroso grupo que venía de Almería, otro de Castellón, otro de Noruegos que habían venido este fin de semana expresamente para subir el Mulhacén, y un montón de gente más. Los noruegos habían subido esa tarde a la cima, donde se les puso a nevar. Otros lo habían intentado y se habían tenido que dar la vuelta a cien metros de la cumbre. Todo esto nos inquietaba ya que no sabíamos si al día siguiente las condiciones climatológicas serían adversas o no.
Foto que nos hizo un noruego con Carmen.
El caso es que esa noche el cielo se despejó y nos fuimos detrás del refugio, donde había menos luz, para ver las estrellas. La vista era espectacular ya que se veía un "sin fin" de estrellas y la Vía Lactea con una claridad excepcional; no hay que olvidar que el refugio se encuentra a unos 2.500 metros de altitud.
Con esa inolvidable visión aún grabada en nuestra retina decidimos irnos a dormir. A partir de las once se cerraba el comedor y a las doce debía estar todo el mundo en su habitación y en riguroso silencio. Pusimos el despertador para que sonase a las siete y nos acostamos.
¿Cómo amanecerá mañana?

DOMINGO 8.

A las siete de la mañana sonó el despertador. Nos levantamos intentando hacer poco ruido para no despertar a nadie, pero la verdad es que la mayoría de la gente que se hospedaba en el refugio se estaba levantando también. 
Bajamos al comedor para desayunar; café con leche, magdalenas, cereales, tostadas con mermelada, con mantequilla, con aceite, con nocilla..... Había un montón de variedad. El caso es que desayunamos bién y subimos a por nuestras mochilas. En ellas echamos, como habíamos acordado, lo imprescindible para pasar la mañana; a la bajada ya recogeríamos el resto de nuestras cosas (ropa húmeda incluida que todavía no se había secado).
Salimos al exterior y comprobamos que parecía que la lluvia nos iba a dar una tregua, pero no había que fiarse ya que se preveía que lloviese a partir de medio día. 
Había un par de grupos que habían salido ya con destino a la cima y , ni cortos ni perezosos, a las ocho en punto emprendimos la marcha.

Con los nervios se me movió la cámara.

Sin embargo Carnívoro tiene nervios de acero.

Dejamos atrás el refugio.
La primera parte de nuestro plan para hoy era subir a la cima del Mulhacén. Esta se encuentra a una altitud de 3483 metros por lo que debíamos de ascender unos 980 metros desde los 2500 del refugio en tan solo 4.2 km.
Para ello tomamos la senda que sale a mano derecha al salir del refugio buscando el cauce del Rio Mulhacén. Cuando llegásemos al río lo seguiríamos, sin cruzarlo hasta llegar a la Lagunillas del Majano; una vez allí,  la senda se separa del río y dejamos a la izquierda la Laguna del Majano hasta que nos cruzamos con una pista. Hasta aquí la subida es fuerte pero llevadera. Es en el momento en que cruzamos la pista donde la pendiente se hace bastante más dura. Ahí sale una senda que va zigzagueando y que nos conducirá hacia la cima.
Pronto encontramos el cauce del río y subímos paralelos a él. Con la subida se me resintió la rodilla y Carnívoro me tuvo que dejar uno de sus bastones, esto me ayudó bastante.

Seguimos el curso del río.

Noé haciendo auto-stop.

Este es el paisaje que quedaba a nuestras espaldas.
Remontando el río, pronto llegamos a las Lagunillas. Aquí el suelo estaba tapizado de hierba, daban ganas de tumbarse. Al fondo veíamos la ladera por la que tendríamos que subir.

Llegada a las lagunillas.
Esa es la cuerda que debíamos subir.
Llegamos a la pista y la cruzamos para empezar el tramo más duro de la ascensión. Carnívoro se puso en cabeza marcando el paso. "Despacio y a pasicos cortos" nos decía.

Desde la pista se puede ver la Laguna del Majano.
 A partir de aquí la vegetación prácticamente desaparece y lo único se se puede ver es pizarra por todos los lados.



Al fondo está la Hoya de la Caldera. La veremos mejor desde más arriba.
En esta parte del trayecto el recorrido está marcado por grandes mojones de pizarra con el fin de sean visibles entre la nieve en invierno. En algunos momentos, debido a la carencia de vegetación da la impresión de que nos encontremos en un paisaje lunar.
Conforme íbamos ganando altitud podíamos ver mejor el paisaje que nos rodeaba.

Paisaje lunar.

Paisaje marciano.


y nosotros subiendo.
Lagunillas del Majano en primer término y, detrás, Laguna del Majano.

Hoya de la Caldera.
Continuamos subiendo y apareció el sol. Pese a que nos daba de frente nos molestaba poco, porque íbamos mirando al suelo. En seguida nos cruzamos con el primer grupo que descendía de la cima y nos comunicaron que arriba hacía mucho viento y un frio de mil demonios. No nos desanimamos y continuamos a lo nuestro. Pronto nos cruzamos con un segundo grupo que descendía que era el de los castellonenses que había en el refugio, reiteraron lo del frio y lo del viento y nos dijeron que según su GPS estábamos ya casi a  3400 metros de altitud. Esto nos dió alas y continuamos subiendo con renovados ánimos.

Con el sol de cara.

Ya casi estábamos en la cima.

Ahora sí.
Nos dió mucha alegría llegar. La penosa mañana del día anterior se nos olvidó de pronto. Estuvimos un rato contemplando el paisaje y haciendo fotos.
De todas formas, no podíamos estar allí mucho tiempo ya que hacía mucho frío y soplaba un viento bastante fuerte. Ahí van un par de videos.






Y unas cuantas fotos.

Vista al sur. Loma del Mulhacén.

La cima y un refugio en ruinas a su derecha.

Vista al Norte.

Vista al Este. Por allí viene la senda que llega desde las Siete Lagunas.

Un componente del grupo que llegó después  nos hizo una foto a los cuatro juntos (esta no podía faltar).


Ahora había que bajar, ya que allí nos estábamos helando. Cogimos las mochilas e iniciamos el descenso. Si subir es duro tambien lo es bajar, pero,tras haber conseguido llegar a la cumbre, íbamos cargadísimos de endorfinas.

Volviendo sobre nuestros pasos.

Aquí podemos apreciar la impresionante pared que se alza tras la Hoya de la Caldera.

Y aquí la pronunciada pendiente de la ladera por la que transcurre la senda.
 Decidimos parar a tomar un bocadillo en las lagunillas. Aquí la temperatura era bastante mas agradable que en la cumbre.
Lugar del almuerzo.

La pizarra brillaba.
Continuamos camino del refugio, donde debíamos coger el resto de nuestras pertenencias para, después, continuar camino de la central eléctrica en sentido inverso al realizado el día anterior. Bajabamos contentos y paramos a refrescarnos con el agua del río.


Y Noé de manga corta.


Pronto llegamos al refugio.




Al fondo a la izquierda se ve el Veleta.
Preparados para continuar.
Con todo recogido continuamos nuestro camino. Aproveché para hacer algunas fotos de este tramo, ya que la lluvia no me dejó hacerlas el día anterior.

Salimos del refugio....

....y nos pusimos en marcha.
Cuando llegamos al Cortijo de Las Tomas sugió el momento "Madame Petardí y sus cosicas", que aún no había aparecido; trabó amistad con un peculiar personaje que trabaja de espantapájaros en el cortijo.

Madame Petardí y sus cosicas.

Tras esta pequeña pausa pasamos el paraje de Las Tomas y descendimos paralelos al río Naute. A la izquierda podíamos ver como descendía un riachuelo desde gran altura.



Caida de agua.

Arbol seco en el cauce del río.

Aquí el barranco se estrecha considerablemente....

...y el agua baja con fuerza.
Encontré una planta que me llamó la atención, mide aproximadamente 2.50 m; me hubiera gustado que alguno de mis compañeros se pusiera a su lado para que se pudiera apreciar su altura, pero ellos estabán bastante más adelante.

Esta es la planta.

Cortijo abandonado.

Frutos del bosque.
Nuestra senda se acercaba a su fin; ya estaba cerca la central eléctrica, punto de partida y destino final de nuestro periplo por estas tierras. Echamos la vista atrás para ver todo lo que habíamos descendido desde el refugio.

Vista de la Loma del Mulhacén desde cerca de la central.

En el centro de esta imagen ampliada de otra foto podemos ver el refugio.
Ahí está la central......
Y aquí el coche.

Y así terminó nuestra aventura. Pasamos un fin de semana estupendo con raticos para todo: el desánimo del sábado en la mañana, la alegría de llegar a la cumbre, el frío, algo de calor al final.......; pero sobre todo risas, muchas risas y muy buen rollo. Aunque no sea nada del otro mundo ninguno de los cuatro habíamos estado tan alto sin la ayuda de la aeronaútica y nos hizo mucha ilusión, sobre todo porque 24 horas antes pensábamos que la climatología no nos iba a pemitir conseguir nuestro propósito. Por suerte la lluvia nos dió un respiro y lo conseguimos.

Durante el viaje de vuelta hablamos sobre la posibilidad de repetir algo así al menos una vez cada cierto tiempo. Animamos a nuestros amigos tiranos a sumarse a ello y les garantizamos que lo pasarán muy bien.

Perdonad por el retraso en la subida de la entrada al blog, pero es que esto lleva su tiempo.

Ahí va el track de la excursión: